A medida vamos encontrando gente que conocemos y vamos dando la noticia, todos nos felicitan dándonos la enhorabuena y diciendo que los niños siempre son motivo de alegría. Otros dicen que a partir de ahora nuestra vida va a cambiar mucho. También dicen que es la experiencia más maravillosa de la vida.
Comparto algunas de mis inquietudes y todo son ánimos. "No te preocupes de eso ahora. Ya llegará y veréis cómo todo viene rodado. Seguro que os las apañáis".
"¡Una niña!". "¡Qué bonito!. ¡Seguro que al padre se le va a caer la baba!".
Nos dicen que disfrutemos el embarazo; que es una experiencia muy bonita para la mujer; que el tiempo corre muy deprisa y en nada estará fuera y cuando menos nos demos cuenta, ya habrá cumplido su primer año.
Todos narran anécdotas de sus propios hijos y comparten algunas de sus experiencias como padres. Que si dar pecho, que si no dar pecho. Que si el padre le da el biberón para que se cree también ese vínculo que hasta el momento sólo podía pertenecer a la madre...
"Ya no podréis hacer más de cuatro cosas", nos dicen pero "también podréis hacer otras". Todo depende de cómo se lo monte uno. Quizá a medida nos hacemos mayores nos vamos haciendo más cómodos y vemos toda una dificultad cargar con todo lo que un bebé necesita llevar detrás (o creemos que es necesario llevar con él para cambiarle, alimentarle...) a la hora de hacer cualquier viaje o excursión.
Por nuestra parte, es intención llevarlo a cuestas a todas partes, colgando de nuestros brazos como si de monos se tratase. Tengo ganas de empezar a sentir cómo se mueve.
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