Nuestras cuñadas nos han dado de todo para el bebé: ropa, carro, cuna, cambiador, bañera. Es momento de ir revisando y ordenando bien cada accesorio. También hemos de ver dónde montar la cuna o el cambiador. Por el momento, tenemos claro que no vamos a pintar la habitación de rosa ni tampoco vamos a invertir nada en mobiliario, porque ya es suficiente tener que limpiar y pintar toda la casa, puesto que la teníamos alquilada y todo huele a "mono de zoo".
Casi nos va a parecer que estrenemos piso y vida, porque por supuesto que todo va a cambiar en nuestras vidas con la llegada del bebé. Igualmente nos llegan consejos por todas partes sobre cómo educar al niño y si tuviésemos que hacer caso de todos ellos, acabaríamos majaras o convirtiéndonos en unos intolerantes aferrados a una sola idea.
Por supuesto, en la paternidad, creo que toda preparación siempre será poca y por mucho que nos impliquemos en los afectos o cualquier determinado modelo educativo, nunca podremos ser capaces de controlar todos los factores y vivencias que van a determinar la personalidad de ese futuro ser humano.
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