Ahora que tenemos la nueva casa más ordenada y limpia, empezamos a prepararnos para la mudanza llevando las cosas que necesitemos poco a poco para ir ordenándolas ya en su sitio. Pero también hemos de ir colocando toda esa infinidad de cosas que parece que un bebé trae consigo. Es curioso que aún no haya nacido y tenga ya más ropa, enseres y útiles que nosotros mismos. ¡Y pensar que habrá niños en el mundo que no tendrán nada!. En este sentido, nosotros no hemos comprado nada y tampoco nadie nos ha comprado nada. Únicamente hemos recogido la ropa de bebé, carrito, cuna, bañera, cambiador y todo lo que mis cuñadas tenían guardado por los armarios y trasteros y que parece que ya no van a utilizar. Lo curioso es que hay ropa que no se ha estrenado, incluso algunas prendas que sólo se las han podido a sus hijas poner en una única ocasión.
Pero lo peor de todo, ha sido pasarse todo el fin de semana metidos en casa poniendo cada cosa en su sitio, ordenando las prendas por tallas, que corresponden a los meses: esto para cero meses; esto para tres meses; esto para seis; esto para nueve… y todo son montoncitos de prendas minúsculas que cuando llegue la hora de utilizarlo, yo no sé a qué talla corresponderá cada montón.
Finalmente acabaré haciendo lo que dice hacer mi hermano: vas al armario y coges lo que sea, si no le viene bien, otra cosa.
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