lunes, 5 de diciembre de 2011

153 El canguro loco

Era una atracción de feria que nos gustaba mucho de pequeños a mi hermano y a mí. Nos sentábamos sobre un sillón y tras anclarnos con un cinturón con el que más de uno podría salir disparado, si no fuera porque íbamos acompañados de nuestros padres y estos nos agarraban con fuerza, la máquina iba dando saltos y vueltas hacia delante y hacia detrás.

Pues parece que ir a saltos es algo que le gusta a nuestra niña. A veces, cuando le cuesta dormir y se pone a “berrear” desesperadamente, cansada ya de pasear pasillo arriba, pasillo abajo, por el patio, incluso saliendo a la calle y cuando ya nada de esto surte efecto, con ponernos a dar saltos con ella en brazos parece que se relaja, se calma y por fin deja de llorar. Vaya ritmo. ¡No querías estar en forma!. Si aún parecerá que nos entiende.

No hay comentarios:

Publicar un comentario