viernes, 18 de octubre de 2013

Sensibilidad femenina


Hace poco acudimos a la segunda visita del ginecólogo de la sanidad pública. “¡A ver quién nos toca!” Y era una chica joven… Bueno, a ver qué tal. Arranca el ecógrafo…
- ¿Os han dicho ya qué es?
- Nos han dicho que era pronto, pero que podía ser…
- Así es.
Ya no hubo más palabras. Todo era atizarle al aparato para tratar de hacer que el feto se moviese y poder ver lo que ella necesitaba ver, porque nosotros no vimos más que unas sombras, entre las que quizá podíamos adivinar una mano, las costillas… Todo con ayuda de la imaginación.
- Me estás haciendo daño –le dijo mi mujer.
- Si, es normal. Yo no sé qué tenéis ahí, pero a todas os duele.
¡Ay, coño!, ¿no será que está embarazada?, me pregunto yo para mi asombro ante este trato más propio de un insensible hombre. ¡Para que digan! De todas las visitas a ginecólogos que hemos ido, todos ellos hombres, han tenido mucho más tacto y sensibilidad que esta joven mujer. ¡Menos mal que no hemos ido a una consulta privada de esta mujer!
Total, que no ha visto lo que quería y nos ha hecho salir de la consulta para ver si pasado un rato puede repetir la ecografía. Yo ya no entré porque la otra criatura no aguantaba más y quería ir al parque.

No hay comentarios:

Publicar un comentario