jueves, 1 de septiembre de 2011

149 Pretendientes

Resulta curioso, pero en estas dos últimas semanas, mientras paseábamos al bebé por la ciudad, nos hemos encontrado ya a tres mujeres mayores, mayores, que dijeron que les diésemos el bebé, que les gustaba mucho y querían tener uno. Una de ellas, dijo que si íbamos a tirarlo, que se lo diésemos. No sé bien que haría una señora encorvada y con bastón, de más de setenta años, con un niño de tan corta edad, que pide atención constante, día y noche, que hay que bañar, pasear, cambiar, alimentar y ayudarle a coger el sueño… y que encima, va creciendo por momentos, cogiendo peso, incrementando su nivel de actividad física…

Lo cierto es que un bebé es la alegría de la casa, el centro de atención de familiares, vecinos, amigos. Todos preguntan por ella, quieren verla, cogerla en brazos; le hacen carantoñas para ver su sonrisa.

He de anotar que es una experiencia maravillosa. Los niños dan mucha vida, ilusión y alegría. Su forma de vida y cómo ven el mundo… algo de lo que deberíamos aprender mucho los mayores.

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