A veces nos hemos encontrado con amigos y familiares que tras
tener un hijo, desconectan el timbre o el teléfono, ponen los móviles en
silencio, bajan el volumen del televisor hasta que sea casi inaudible y también
hablan en susurros. Ha habido días que quizá estas medidas sean un poco
comprensibles porque al bebé le cuesta más dormirse, pero por lo general, a nuestra
pequeña no le importa el ruido. Es más, parece que incluso le ayuda a dormir. A
veces, en el silencio de la casa, no consigue dormir, se irrita y se pone a
llorar. Basta con asomarla a la calle, con el bullicio de los coches, sirenas y
demás para que pronto se ponga a dormir, ayudada por el balanceo mientras va en
brazos.
También hemos observado que oír el extractor de humos de la
cocina, le ayuda a dormir o calmarse, al igual que la aspiradora, que por
cierto no es una de estas modernas y ultra silenciosas.
El pecho también actúa como bálsamo, pero no siempre resulta
la solución para todos los males.
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