sábado, 26 de noviembre de 2011

151 De la barriga a la cuna

A menudo oigo a alguno de mis amigos o familiares diciendo que pronto, pronto hay que pasar al bebé a la cuna, en su propia habitación, para que se vaya acostumbrando ya a dormir solo. Incluso uno dice que si llora, eso son tres noches de oírle llorar y pronto se acaba, que así lo recomienda no sé qué método del que algunos hablan haciendo ver que son padres bien documentados y con gran experiencia. Lo cierto es que a mí me parece un tanto drástico y prefiero mi propio laboratorio personal, interactuando día a día con la niña, a lo que otros hayan experimentado con cobayas.
Pienso que desde el momento en que fueron engendrados, un bebé ha pasado cada segundo de su vida en contacto con la madre y no conoce otra cosa. Cuando nace, viene a un medio totalmente desconocido, estando completamente desvalido y ya esperamos que se comporte como un adulto durmiendo completamente sólo, entre otras cosas.
Por el momento aún hace bastante buena temperatura por las noches y ella duerme en la mini-cuna a nuestro lado, porque mi mujer ha de levantarse constantemente para darle el pecho. Cuando llegue el invierno, ya veremos.
A veces nos hemos despertado sobresaltados porque de pronto ella ha vomitado en medio de la noche y casi se ahoga. Siendo así, da miedo dejarla sola en otra habitación. Quizá podríamos poner un emisor de radio en su habitación y un receptor en la nuestra, de hecho también nos lo han dejado, pero quizá nos relajaríamos algo más y parece que da mayor tranquilidad que esté en nuestra habitación. Incluso tenemos un amigo que tiene un emisor receptor de video nocturno. ¡Cuánta tecnología!. ¿Es necesario tanto?. ¿Somos así mejores padres?.
Quizá el problema real que lleva a aplicar estas medidas estriba en cómo la llegada de un bebé afecta a la vida en que antes llevaba cada uno de los padres y representa una manera de tratar de conseguir ese espacio personal perdido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario