Se dice que las
mujeres tienen el mismo deseo sexual que los hombres, pero que por la cultura,
se ha tapado más y que ellas no lo ponen tan de manifiesto, que son más
discretas.
Se diga lo que
se diga, no me parece que sea así, porque habiendo confianza dentro ya de una
pareja estable y en una unión socialmente aceptada, apartados de la presión
cultural y el que dirán, si hay ganas por parte de los dos, la acción sexual
sería muy periódica (como parece que se da en la fase inicial de enamoramiento,
en la que abunda la pasión y el deseo).
No parece que
sea siempre el caso. Si por los hombres es, lo harían todos los días y dejado
de lado las fanfarronerías, en cualquier conversación entre hombes podemos
escuchar que no resulta así. Igualmente abundan los prostíbulos para hombres o
las películas porno y la publicidad de la red sobre esta temática está más
dirigida a los hombres. ¡Por algo será!
¿Pero qué pasa
cuando la mujer tiene el objetivo de quedar embarazada? ¡Se pone a la tarea
como nunca!. ¡Y qué bien se lo pasa uno en esta actividad sexual! Íntima, sin
barreras. ¡Total! Se recupera esa pasión y actividad de novios recién
enamorados. Logrado el objetivo, todo vuelve una vez más a su cauce. La
actividad sexual cae en el ocasional y esporádico, y porque el varón insiste,
sino, con el pretexto del embarazo... Llega el período de abstinencia. Y
después... ¡La cuarentena! Y después... ¡Que el bebé te deje un momento de
intimidad!
Dicen que el
deseo sexual cambia, que cambian las prioridades, que la paternidad cubre ese
interés. Yo tengo ganas, deseo y tiempo para ser padre y para querer disfrutar
de las relaciones con mi mujer. ¡Y además también tengo tiempo para escribir
mis sentimientos e inquietudes!
¡Quizá es porque soy muy organizado!