Ahora es el momento de ir preparándose para la tarea de ser padres. Tenemos suerte que hoy en día hay clases de preparación al parto, libros, revistas, asociaciones de lactancia... Todo son consejos, recomendaciones sobre la lectura de tal o cual libro, invitaciones para ir a un grupo de lactancia materna... Finalmente hemos podido encontrar a una persona que ha afirmado que habla más de las dificultades que lo que realmente es. Lo cierto es que si estamos aquí, es a lo largo de miles y miles de generaciones de humanos y otras especies y todas han permitido su propia supervivencia, cuidando de sus descendientes. ¡No habrán hecho la paternidad tan mal, después de todo!. Sino, ya nos habríamos extinguido. Quizá los consejos y recomendaciones sólo sean una manera de salvar los miedos y dificultades que puede sentir una persona cuando se estrena en la paternidad.
Lo cierto es que hay opiniones y formas de criar a los hijos un tanto dispares, todas ellas bien argumentadas, que denotan grandes cambios en la crianza de los hijos respecto a generaciones anteriores, pero también hemos podido percibir bastante intolerancia sobre las formas diferentes a aquellas que uno decida aplicar.
No creo que haya un modelo educativo perfecto, si bien son necesarios muchos cambios respecto a cómo se educaban los hijos antes y la implicación de cada uno de los padres. Creo que hay que partir de la observación de cada niño y cómo sean los padres para seguir un modelo u otro, pero aún así, nunca podremos controlar todos los factores que intervienen en su educación. Es cierto que los padres pondrán los cimientos, pero sólo hemos de enseñar al niño a ser autónomo y aprender a valerse por sí mismo en este mundo; enseñarle a vivir sin condicionamientos y con un espíritu reflexivo, ayudándole a percibirse y formarse como individuo, pero también como parte de un todo; no vamos a programarle para que sea de una manera u otra, buscando crear el ser perfecto. Sólo somos padres, no programadores informáticos. Si pudiésemos programar personas, seríamos maquinitas y no viviríamos en el mundo que conocemos.
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