martes, 11 de enero de 2011

041 Ecografía en una consulta privada


Además de la gran diferencia en tiempo de dedicación, atención, exploración y el interés por conocer un poco los antecedentes familiares, principalmente de la madre, porque como también nos dijo el propio médico, el padre siempre se presupone, nos dieron un video en el que se grabó toda la ecografía y también unas fotos tridimensionales del feto, que por cierto pueden impresionar un poco.

Ella en todo momento pudo ver el desarrollo de la ecografía por medio de una pantalla dirigida específicamente para la paciente, que era también la más interesada y se quedó con ganas en la sanidad pública.

Pero por supuesto todo ello tiene un precio, que no resulta demasiado asequible para todo el mundo. Supone un auténtico lujo, aunque da mayores garantías, seguridad y tranquilidad, porque es muy común pensar que pueda haber malformaciones o defectos y de algún modo todo el mundo te inculca un poco de miedo con aquello de “mientras esté todo bien...”.
Gracias a esta visita, también supimos de la existencia de una pequeña infección que según explicó el médico, resulta muy común durante el embarazo, dado que las defensas de la madre descienden para no rechazar al feto, que al fin y al cabo, a nivel del propio organismo, resulta un cuerpo ajeno y extraño para él. Con una simple crema aplicada durante unos días podía ser tratada, porque además podía ser contagiosa para mí, en el caso de tener alguna relación sexual.

Leer e interpretar la ecografía resulta todo un arte y una ciencia. Para un médico que esté acostumbrado a hacer varias cada día, no debe tener ningún misterio, pero llegar a reconocer determinadas partes del cuerpo y demás, verlo y hacerlo ver, tiene su mérito. Deducir que era niña por lo que se veía en las imágenes, para mí resultaba toda una lotería.

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