jueves, 28 de julio de 2011

132 Momentos de desesperación

Esta tarde nos hemos acostado a hacer la siesta pero la niña estaba inquieta. Así que queriendo que mi mujer descansase, he decidido encargarme yo de la niña.
Me la he llevado fuera de la habitación, le he dado un biberón de leche materna; le he dado unos paseos por el pasillo; he hecho que eructase; le he cambiado el pañal tras haber dejado ir sus flatulencias; cuando ella parecía haberse quedado dormida en mis brazos, la he dejado en una hamaquita a mi lado... Pero ella seguía inquieta una vez tras otra, hasta que me ha llegado a invadir la desesperación y tras dos horas largas, me he decidido a llevarla nuevamente a la habitación con mi mujer y le he dicho que ya no sabía qué hacer con ella.
Enseguida se la ha enchufado a la teta y... ¡Mano de santo!. ¡Me ha resultado altamente frustrante!. ¡Para tirarme por la ventana o tirarla a ella!. Hace que me sienta un inútil o un mal padre. Precisamente ahora que parecía que todo empezaba a ir por un nuevo cauce y ya le estaba cogiendo la corriente a eso de ser padre... De un día para otro todo da un nuevo vuelco inesperado.

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